La alergia al polen en niños es una reacción común que en algunas especies comienza en invierno pero se intensifica especialmente durante la primavera y principios del verano, cuando la concentración de polen en el aire alcanza su punto máximo. Esta condición, que suele aparecer en edad pediátrica y se ha intensificado en los últimos años debido a los efectos del cambio climático, puede afectar significativamente la calidad de vida de los pequeños, provocando síntomas como estornudos, picazón nasal, ojos llorosos y rojos, y congestión nasal. Comprender los niveles de polen y cómo estos pueden influir en los síntomas es crucial para manejar adecuadamente esta alergia.
¿Qué es la alergia al polen?
La alergia al polen, también conocida como fiebre del heno o rinitis alérgica estacional, es una respuesta inmunitaria exagerada a los pólenes de árboles, hierbas y malezas que penetran en el organismo a través de las mucosas de la piel, ojos, nariz o boca. El sistema inmunitario de los niños alérgicos identifica erróneamente el polen como una sustancia dañina, lo que desencadena la liberación de histaminas para combatir esta "amenaza", causando así los síntomas característicos de la alergia.
Monitores de niveles de polen
Los niveles de polen en el aire varían según la ubicación geográfica, el clima y la época del año. Existen servicios y aplicaciones en línea que proporcionan reportes diarios de los niveles de polen, lo que puede ayudar a las familias a prepararse para días de alta concentración. Evitar actividades al aire libre durante los días de alto conteo de polen puede minimizar la exposición de los niños a los alérgenos.
Síntomas de la alergia al polen en niños
Los síntomas de la alergia al polen en niños son variados y pueden afectar a diferentes partes del cuerpo, provocando malestar y afectando su calidad de vida durante las temporadas de alta polinización:
- Congestión nasal o nariz tapada: Esta es una de las quejas más comunes. La inflamación de las vías nasales puede dificultar la respiración y a menudo está acompañada por una sensación de presión en los senos paranasales.
- Estornudos frecuentes: Los estornudos en ráfaga son una respuesta directa a la irritación causada por el polen en las membranas nasales.
- Picazón en la nariz, boca, ojos o garganta: Este síntoma es especialmente molesto para los niños, ya que el picor puede ser constante y difícil de aliviar sin medicación.
- Ojos llorosos y rojos: La conjuntivitis alérgica se manifiesta por enrojecimiento, picazón y producción excesiva de lágrimas, lo que puede interferir con las actividades diarias y el aprendizaje.
- Tos: A menudo seca e irritativa, es un reflejo de la inflamación de las vías respiratorias superiores.
- Dificultad para dormir: Los síntomas nasales y respiratorios pueden perturbar el sueño, llevando a fatiga diurna y disminución del rendimiento escolar.
- Fatiga: La constante lucha del cuerpo contra los alérgenos puede provocar cansancio generalizado.
- Dolor de cabeza: La congestión nasal y la presión sinusal pueden conducir a dolores de cabeza persistentes.
- Pérdida del sentido del olfato y gusto: En casos de congestión nasal severa, los niños pueden experimentar una disminución temporal de estos sentidos.
Árboles y plantas que producen alergia al polen
La sensibilidad al polen varía según el tipo de árbol, hierba o maleza, y no todos los pólenes afectan de igual manera a los niños con alergias. Algunas de las fuentes más comunes de polen que pueden provocar reacciones alérgicas en los niños incluyen:
- Entre los árboles, el ciprés inicia su polinización a finales de invierno extendiéndose hasta la primavera, mientras que el plátano de sombra, el olivo y la encina liberan su polen principalmente en primavera. El pino, capaz de dispersar su polen a grandes distancias, también contribuye a las alergias de primavera.
- Las gramíneas polinizan desde la primavera hasta el verano. La parietaria, aunque menos conocida, florece en verano y es altamente alergénica.
- Las malezas como la artemisa y la salsola, polinizan hacia el final del verano y en otoño, y durante el verano respectivamente, siendo especialmente prevalentes en áreas costeras y conocidas por causar reacciones alérgicas.
Consejos para prevenir los síntomas de la alergia al polen en niños
Para abordar de manera integral la alergia al polen en los niños y minimizar sus efectos, es fundamental adoptar una serie de medidas preventivas y de manejo que incluyen aspectos de higiene, ventilación, y actividades al aire libre.
Medidas higiénicas:
- Priorizar la limpieza frecuente de manos y rostro para eliminar rastros de polen.
- Optar por la limpieza del hogar con aspiradoras que cuenten con filtros HEPA, capaces de atrapar partículas de polen.
- Es crucial duchar a los niños y cambiar su ropa tras actividades al aire libre, para reducir la exposición al polen.
- Secar la ropa en espacios interiores para evitar que el polen se adhiera a las prendas.
Ventilación:
- Limitar la ventilación del hogar a un máximo de 5 minutos diarios para evitar la entrada de polen, manteniendo el resto del día las ventanas cerradas.
- Durante los viajes en vehículo, mantener las ventanas cerradas y utilizar filtros antipolen en el sistema de aire acondicionado.
- Asegurar que las ventanas permanezcan cerradas durante la noche para prevenir la entrada de polen al dormitorio.
- Considerar el uso de purificadores de aire en el hogar para mejorar la calidad del aire interior.
Actividades al aire libre:
- Limitar la ventilación del hogar a un máximo de 5 minutos diarios para evitar la entrada de polen, manteniendo el resto del día las ventanas cerradas.
- Recomendar el uso de gafas de sol y, si es necesario, mascarillas al salir, para proteger los ojos y las vías respiratorias del polen.
- Evitar áreas con alta presencia de plantas a las que el niño es alérgico durante la temporada de polinización.
- Desaconsejar la práctica de ejercicio físico intenso en días de alta concentración de polen para prevenir crisis asmáticas.
Código del material: ES-NP-2400024
Fecha de revisión: 14/03/24
Referencias: