Las infecciones respiratorias son comunes en niños, especialmente durante los meses fríos. Entre las condiciones más frecuentes se encuentran la bronquitis, la bronquiolitis y la neumonía. Aunque estas afecciones afectan el sistema respiratorio y comparten ciertos síntomas, tienen causas, características y tratamientos diferentes. En este post, exploraremos las principales diferencias entre estas enfermedades para ayudarte a reconocerlas y saber cómo actuar.
La bronquitis es la inflamación de los bronquios, los conductos que transportan el aire hacia los pulmones. Puede ser aguda, cuando dura unos días o semanas, o crónica, cuando los síntomas se prolongan durante meses, aunque esta última es poco frecuente en niños.
• La bronquitis aguda suele ser causada por infecciones virales, como los resfriados o la gripe.
• También puede desarrollarse por irritantes como el humo o la contaminación.
• Tos persistente, que puede ser seca o con mucosidad.
• Sensación de opresión en el pecho.
• Fatiga o malestar general.
• En algunos casos, fiebre baja.
La mayoría de los casos de bronquitis viral en niños se resuelven por sí solos con reposo, buena hidratación y alivio de los síntomas. Si la tos es severa o no mejora después de una semana, es importante consultar al pediatra.
La bronquiolitis es una infección que afecta los bronquiolos, las pequeñas vías respiratorias que conectan los bronquios con los alvéolos pulmonares. Es común en bebés y niños menores de 2 años y está relacionada con infecciones virales, especialmente el virus respiratorio sincitial (VRS).
• La bronquiolitis es causada casi siempre por virus, siendo el VRS la causa más frecuente.
• Se propaga fácilmente a través de estornudos, tos o contacto con superficies contaminadas.
• Congestión nasal y tos que evolucionan a dificultad para respirar.
• Respiración rápida o sibilancias (sonido similar a un silbido al respirar).
• Falta de apetito y dificultad para alimentarse en bebés.
• En casos graves, puede haber fatiga extrema o coloración azulada en labios y uñas debido a la falta de oxígeno.
• La mayoría de los casos son leves y pueden manejarse en casa con reposo, hidratación y alivio de la congestión nasal mediante suero fisiológico.
• En casos graves, puede requerirse hospitalización para administrar oxígeno o líquidos intravenosos.
La neumonía es una infección más profunda que afecta los alvéolos pulmonares, las estructuras responsables del intercambio de oxígeno y dióxido de carbono. Puede ser causada por virus, bacterias o, en raros casos, hongos.
• Las infecciones bacterianas, como las causadas por Streptococcus pneumoniae, son las principales responsables de la neumonía bacteriana.
• Los virus, como el de la gripe o el VRS, también pueden causar neumonía viral.
• Factores como el sistema inmunológico debilitado o enfermedades respiratorias previas pueden aumentar el riesgo.
• Fiebre alta.
• Tos intensa, que puede producir flema amarilla o verdosa.
• Dolor en el pecho, especialmente al respirar o toser.
• Dificultad para respirar, acompañada de fatiga extrema.
• En casos graves, puede haber escalofríos, vómitos o pérdida de apetito.
• La neumonía bacteriana requiere tratamiento con antibióticos, mientras que la neumonía viral se maneja con reposo y cuidados sintomáticos.
• En casos graves, el niño puede necesitar hospitalización para recibir oxígeno o líquidos intravenosos.
Características |
Bronquitis |
Bronquiolitis |
Neumonía |
Zona afectada |
Bronquios |
Bronquiolos |
Alvéolos pulmonares |
Edad más común |
Niños mayores y adolescentes |
Bebés y menores de 2 años |
Todas las edades |
Causa principal |
Virus |
Virus (principalmente VRS) |
Virus (principalmente VRS) |
Síntomas principales |
Tos persistente, mucosidad |
Tos, sibilancias, dificultad para respirar |
Tos intensa, fiebre alta, dolor en el pecho |
Gravedad |
Generalmente leve |
Moderada, puede requerir hospitalización en casos graves |
Potencialmente grave, especialmente si no se trata a tiempo |
Es importante llevar al niño al pediatra si presenta alguno de los siguientes signos:• Dificultad para respirar o respiración acelerada.
• Fiebre alta persistente, especialmente si no responde a antipiréticos.
• Labios o uñas azuladas (cianosis).
• Falta de apetito o deshidratación (menos pañales mojados en bebés).
• Fatiga extrema o irritabilidad inusual.
El pediatra evaluará al niño, realizará pruebas si es necesario y determinará el tratamiento adecuado según la causa y la gravedad.
Aunque la bronquitis, la bronquiolitis y la neumonía afectan al sistema respiratorio, tienen características y tratamientos distintos. Reconocer las diferencias entre estas afecciones es clave para actuar rápidamente y buscar atención médica cuando sea necesario. Ante cualquier duda, siempre consulta con un pediatra para garantizar el bienestar de tu hijo.