Los antibióticos, desde su descubrimiento, han revolucionado la medicina, siendo fundamentales para curar infecciones provocadas por bacterias y prevenir complicaciones en procedimientos quirúrgicos habituales. Sin embargo, su uso inapropiado también ha conducido al desarrollo de bacterias resistentes a antibióticos, considerado una de las mayores amenazas para la salud pública a nivel global. Además, estos medicamentos tienen un impacto en la salud infantil, no solo en el tratamiento de enfermedades sino también en aspectos como el equilibrio de la microbiota intestinal, un componente vital para la salud general.1
La microbiota intestinal está compuesta por billones de bacterias y otros microorganismos que residen en el tracto gastrointestinal. En los niños, la microbiota se desarrolla desde el nacimiento y juega un papel crucial en el desarrollo del sistema inmunológico, la digestión y la protección contra agentes patógenos. Un equilibrio saludable en esta microbiota es fundamental para el bienestar general.
Cuando los niños reciben tratamiento con antibióticos, estos medicamentos no solo atacan a las bacterias causantes de enfermedades, sino que también pueden impactar negativamente las bacterias beneficiosas de la flora intestinal. Es importante tener en cuenta que los niños tienen un aparato digestivo aún en desarrollo, lo cual lo hace más susceptible a desequilibrios en su flora intestinal. Los antibióticos pueden perturbar este equilibrio delicado, resultando en una disminución de la diversidad y cantidad de bacterias saludables en su sistema digestivo. Este desequilibrio puede llevar a múltiples consecuencias, incluyendo un sistema inmunológico debilitado y una mayor susceptibilidad a infecciones y enfermedades.2
Uno de los efectos secundarios más frecuentes y notables del uso de antibióticos en niños es el malestar digestivo, siendo la diarrea asociada a antibióticos (DAA) una de las manifestaciones más comunes. Este trastorno ocurre debido a la alteración que los antibióticos producen en la microbiota intestinal, desequilibrando la proporción de bacterias saludables y patógenas en el tracto digestivo. La DAA se caracteriza por un incremento en la frecuencia y fluidez de las deposiciones, que suelen ser acuosas. Aunque generalmente es leve, en casos graves puede provocar deshidratación y pérdida de electrolitos.3
El estreñimiento y el dolor abdominal también son efectos secundarios comunes. El desequilibrio en la flora intestinal puede afectar la motilidad y la función digestiva, llevando a estos síntomas. Además, náuseas y vómitos pueden acompañar a la DAA o presentarse de forma independiente.
En algunos casos, los antibióticos pueden desencadenar reacciones alérgicas en niños, que van desde erupciones cutáneas hasta síntomas más graves como la dificultad para respirar. La sensibilidad a ciertos antibióticos puede manifestarse también a través de trastornos digestivos, como una respuesta inmunitaria alterada en el tracto gastrointestinal.
Para minimizar los efectos negativos de los antibióticos en la salud infantil, es esencial utilizarlos de manera responsable. Esto incluye:
En conclusión, aunque los antibióticos son esenciales en el tratamiento de infecciones bacterianas en niños, su impacto en la microbiota intestinal strong>y la salud digestiva no debe subestimarse. Una gestión cuidadosa del uso de antibióticosstrong>, junto con la adopción de medidas preventivas como una dieta saludable y el uso de probióticos como el LGG, puede ayudar a mitigar estos efectos y promover una recuperación más rápida y efectiva.