En nuestro organismo habitan billones de bacterias que viven en diferentes tejidos como la piel, el intestino o las mucosas. Estos microorganismos son únicos en cada persona y varían a lo largo de nuestra vida dependiendo de nuestro tipo de parto, alimentación, factores medioambientales o estilo de vida, entre otros factores. La mayor parte viven en nuestro intestino y tienen una importancia vital para nuestra salud. En este post, te contamos qué es la microbiota y cuál es su función en nuestro organismo.
Las bacterias son la forma de vida más antigua conocida. Estos microorganismos viven en casi todas las superficies de la tierra y desempeñan un papel fundamental para el desarrollo de los ecosistemas. Se encargan de producir sustancias, descomponer deshechos y transformar materia. En definitiva, la vida no sería posible sin su existencia. Además de habitar en la tierra, mar o el aire, también habitan en nuestro cuerpo el cual está lleno de estos microorganismos vivos que nos hacen únicos y que son clave para nuestra salud.
Generalmente, establecemos una relación de simbiosis con ellas, en la que ambos ganamos, les facilitamos un entorno donde vivir y a cambio nos proporcionan funciones vitales para que nuestro organismo funcione correctamente. Sin embargo, en ocasiones su sobrecrecimiento o ausencia puede dar lugar a enfermedades.
La gran mayoría de la microbiota habita en nuestro intestino. También conocida como flora intestinal, está compuesta por billones de microorganismos vivos como bacterias, hongos o levaduras. Para que nuestra flora intestinal realice sus funciones correctamente, tiene que haber una mayor cantidad de bacterias beneficiosas que de bacterias perjudiciales. Pero a veces este equilibrio se rompe y nuestro intestino se encuentra en un estado de disbiosis generando enfermedades como diarrea, estreñimiento e infecciones, entre otras.
La microbiota intestinal es única para cada individuo y depende de diversos factores que varían en función de:
La microbiota, si se encuentra en equilibrio, realiza funciones indispensables para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Entre sus funciones más importantes se encuentran:
Hay estudios que indican que el 70-80% del sistema inmunológico depende de la microbiota. Estos microorganismos forman una barrera que nos protege de la invasión de agentes patógenos evitando así que enfermemos. Si contamos con una flora intestinal equilibrada los invasores tendrán que luchar con nuestras bacterias para colonizar nuestro cuerpo.
Para llevar a cabo el proceso digestivo, nuestro organismo utiliza unas proteínas llamadas enzimas. Estas dividen la comida en moléculas más simples para ser absorbidas y aprovechadas al máximo por nuestro cuerpo. Pero no podemos digerirlo todo, en el caso de la fibra son las bacterias de la microbiota las que se valen de sus nutrientes. Favorece la síntesis de compuestos como la vitamina B, facilita la absorción de calcio y hierro en el colon y favorece la digestión de alimentos.
Existe una estrecha relación entre la microbiota y el cerebro. Al intestino se le llama el ‘segundo cerebro’, porque funciona como un órgano independiente y tiene autonomía para tomar decisiones. Además, su salud y estado puede afectar directamente a nuestro sistema nervioso. ¿Cuántas veces tus nervios te han jugado una mala pasada y se han reflejado en tu salud digestiva? Esto sucede porque en el intestino hay más de 100 millones de neuronas en continuo intercambio de información con el cerebro. Además, libera los mismos neurotransmisores, hormonas y moléculas químicas como la serotonina que es la encargada de controlar nuestras emociones. Por tanto, es importante cuidar lo que comemos y mantener nuestra microbiota sana.
Una microbiota intestinal equilibrada es importante para mantenernos sanos y evitar enfermedades. Para ello es importante seguir unos buenos hábitos alimenticios y una rutina de ejercicio y descanso adecuado. Sin embargo, a veces es inevitable que pueda alterarse debido a procesos infecciosos, la toma de antibióticos, diarrea o estrés, entre otras causas.
Para evitar estas situaciones de desequilibrio intestinal y mantener nuestro intestino saludable, podemos introducir probióticos y prebióticos en nuestra alimentación.
Los probióticos son bacterias beneficiosas que viven de manera natural en diferentes alimentos fermentados como el yogur, el kéfir o los encurtidos, aunque también existen diferentes complementos alimenticios que se añaden a nuestra flora intestinal para mantener su equilibrio y mejorarla. Para que tengan la utilidad y beneficios adecuados, es necesario conocer la cepa y consumir la cantidad adecuada. Bivos es un complemento alimenticio con la cepa bacteriana LGG, la cual cuenta con el mayor número de estudios clínicos y ayuda en el tratamiento de la gastroenteritis aguda en niños.₆
Los prébioticos son un tipo de componente alimenticio que nuestro cuerpo no es capaz de digerir, pero que fomentan el crecimiento de esas bacterias beneficiosas, ya que sirven como alimento de esos microorganismos que viven en nuestro intestino. Se encuentran en frutas y verduras como hortalizas de hoja verde, ajo, cebolla, alcachofas, plátanos, soja, granos integrales y nueces, entre otros alimentos.