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El uso de antibióticos es fundamental para combatir infecciones bacterianas, pero también puede tener efectos secundarios, siendo la diarrea uno de los más comunes, especialmente en los niños. Esta reacción puede ser preocupante para los padres, pero entender por qué ocurre y cómo gestionarla es clave para garantizar el bienestar del pequeño. En este post, exploraremos por qué los antibióticos pueden causar diarrea, la relación con la microbiota intestinal y cómo los probióticos, como la cepa Lactobacillus rhamnosus GG (LGG), pueden ayudar a prevenir este problema.
La diarrea asociada a antibióticos (DAA) ocurre cuando estos medicamentos alteran el equilibrio de bacterias en el intestino. Aunque no todos los niños que toman antibióticos experimentan diarrea, se estima que entre un 5% y un 30% de los casos de tratamiento con antibióticos pueden causar este efecto secundario. Los síntomas varían desde deposiciones más blandas y frecuentes hasta diarrea severa.
La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos vivos que habitan en el intestino, desempeñando un papel esencial en la digestión, la regulación del sistema inmunológico y la protección frente a patógenos. Este ecosistema equilibrado ayuda a mantener una buena salud general.
Cuando se toman antibióticos, estos no solo eliminan las bacterias causantes de la infección, sino también algunas de las bacterias beneficiosas presentes en la microbiota. Este desequilibrio, conocido como disbiosis intestinal, puede favorecer la proliferación de bacterias dañinas, como Clostridioides difficile, que está asociada a diarreas más graves. Además, la alteración de la microbiota puede interferir en la capacidad del intestino para absorber líquidos, lo que también contribuye a la diarrea.
Los probióticos son microorganismos vivos que, cuando se administran en cantidades adecuadas, aportan beneficios a la salud, especialmente en el intestino. Al consumir probióticos, se puede ayudar a restablecer el equilibrio de la microbiota intestinal afectada por los antibióticos.
Los probióticos trabajan de varias maneras:
1. Reequilibran la microbiota intestinal: Promueven el crecimiento de bacterias beneficiosas, desplazando a las bacterias dañinas que proliferan tras el uso de antibióticos.
2. Fortalecen la barrera intestinal: Ayudan a proteger las paredes del intestino, reduciendo el riesgo de inflamación y daños causados por toxinas o bacterias patógenas.
3. Estimulan el sistema inmunológico: Mejoran la capacidad del cuerpo para combatir infecciones, apoyando la respuesta inmunitaria.
Entre las diferentes cepas de probióticos, Lactobacillus rhamnosus GG (LGG) destaca como una de las más estudiadas y efectivas para prevenir y tratar la diarrea asociada a antibióticos. Esta cepa probiótica ha demostrado:
• Eficacia comprobada: Diversos estudios han mostrado que LGG puede reducir significativamente la incidencia y duración de la diarrea causada por el uso de antibióticos.
• Alta capacidad de adherencia: LGG tiene la capacidad de adherirse a la mucosa intestinal, lo que le permite permanecer en el tracto digestivo el tiempo suficiente para ejercer sus beneficios.
• Prevención de diarrea grave: Ayuda a limitar el crecimiento de bacterias dañinas como Clostridioides difficile, reduciendo el riesgo de complicaciones.
Los pediatras a menudo recomiendan incluir suplementos probióticos con LGG durante el tratamiento con antibióticos y en los días posteriores para proteger la microbiota intestinal y reducir el riesgo de diarrea.
Si tu hijo está tomando antibióticos, es importante estar preparado para prevenir o manejar la diarrea:
Sigue las recomendaciones médicas: Administra los antibióticos exactamente como lo indique el pediatra. No suspendas el tratamiento sin consultar.
Asegúrate de una buena hidratación: Si aparece diarrea, ofrece líquidos con frecuencia para evitar la deshidratación. En casos más severos, utiliza soluciones de rehidratación oral.
Incorpora probióticos: Habla con el pediatra sobre la posibilidad de incluir probióticos en la dieta de tu hijo, especialmente aquellos que contengan Lactobacillus rhamnosus GG.
Mantén una dieta adecuada: Ofrece alimentos suaves y fáciles de digerir, como arroz, zanahorias y plátanos. Evita los alimentos grasos, muy condimentados o con alto contenido de azúcar.
Consulta si hay señales de alarma: Si la diarrea es severa, se prolonga más de tres días, o hay fiebre o sangre en las heces, busca atención médica inmediata.
La diarrea asociada al uso de antibióticos es un efecto secundario común, pero prevenible, que ocurre debido a la alteración de la microbiota intestinal. El uso de probióticos, especialmente la cepa Lactobacillus rhamnosus GG, es una estrategia eficaz para reducir el riesgo y aliviar los síntomas de este problema. Consultar con el pediatra y seguir las pautas de cuidado adecuadas garantizará que tu hijo pueda superar la enfermedad y el tratamiento con antibióticos de manera segura y cómoda.
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