Con la llegada del invierno y la bajada de temperaturas, las enfermedades respiratorias se hacen más presentes en nuestras vidas, y especialmente en la de nuestros hijos. El frío puede afectar la barrera protectora de las mucosas respiratorias, haciéndonos más susceptibles a virus. Esto es especialmente importante cuando hablamos de dos dolencias que suelen confundirse: el resfriado común y la gripe.
Ambas enfermedades comparten síntomas y modos de transmisión, pero hay diferencias significativas en cuanto a su intensidad y el riesgo de complicaciones que conllevan. Aquí te explicamos cómo distinguir entre un resfriado y una gripe y cómo puedes prevenir estas condiciones en los más pequeños.
El resfriado común es generalmente resultado de rinovirus y coronavirus, a diferencia de la gripe, la cual es provocada por el virus influenza. Existen más de 200 variedades de virus capaces de causar gripe en niños, y estos pueden mutar con frecuencia, lo que lleva a que los síntomas de la gripe varíen cada temporada. En cambio, los síntomas del resfriado suelen mantenerse constantes.
Lugares como las aulas escolares, las áreas de juego con otros niños o incluso los cambios de temperatura constituyen algunas de las vías por las cuales los niños pueden contraer estos virus. Por ello, es crucial reforzar las defensas inmunológicas de los niños en estas etapas de crecimiento para prevenir infecciones.
Si un niño presenta síntomas sin complicaciones, en general se recuperará sin necesidad de intervención médica. Sin embargo, los padres deben estar atentos a señales de posibles complicaciones bacterianas como otitis, sinusitis o neumonía. La persistencia de la fiebre, el dolor de oído, la dificultad para respirar o el empeoramiento del estado general son indicadores de que es momento de consultar al pediatra. En última instancia, el criterio de los padres y el deseo de resolver cualquier duda justifican una visita al profesional de la salud.
El resfriado común suele ser una visita corta, con síntomas que duran menos tiempo que la gripe, la cual puede dejar a tu hijo sintiéndose mal durante una o dos semanas.
El tratamiento se centra en el alivio de los síntomas, dado que no hay un remedio para su causa viral. En bebés, el lavado nasal con suero fisiológico antes de las comidas y del sueño puede ser particularmente útil. Mientras que la utilización de medicamentos más allá de los analgésicos-antitérmicos para la fiebre o el malestar general no es generalmente recomendada debido a la falta de efectividad significativa y el potencial de efectos secundarios.
Es importante destacar que el uso de antibióticos no es efectivo contra los resfriados y puede contribuir al desarrollo de resistencias bacterianas.
La prevención es clave y bastante similar para ambos virus:
Entender estas diferencias no solo nos ayudará a tratar adecuadamente a nuestros hijos, sino también a mantener la calma y actuar con conocimiento. Así que, en esta temporada de resfriados y gripes, estemos preparados y mantengamos a nuestros pequeños lo más protegidos posible.
REFERENCIAS
Fecha de revisión: 10 de noviembre de 2023
ES-NP-2300026