¿Cómo hacer un lavado nasal correctamente?

Los lavados nasales son una técnica sencilla pero fundamental, especialmente recomendada para bebés y niños pequeños que enfrentan dificultades para respirar debido al exceso de moco. Su importancia se acentúa en los meses de invierno, época en la que los resfriados y la gripe son más comunes, llevando a la congestión nasal. En este post te explicamos, cómo realizar un lavado nasal correctamente, ya que puede parecer una tarea desafiante para muchos padres, especialmente cuando se trata de bebés. 

En qué consiste un lavado nasal

Los bebés, debido a su temprana edad, son especialmente susceptibles a desarrollar afecciones respiratorias, ya que aún no han adquirido la habilidad de sonarse la nariz o eliminar el moco por sí mismos. Durante los primeros seis meses de vida, los bebés dependen exclusivamente de la respiración nasal, y dado el pequeño tamaño de sus conductos nasales, es común que estos se obstruyan fácilmente.

Por ello, se aconseja realizar lavados nasales, especialmente cuando el bebé presenta congestión nasal o exceso de moco. Este procedimiento previene la acumulación de secreciones y facilita una mejor respiración. Aunque se puede hacer en cualquier momento, el instante más óptimo para efectuar el lavado nasal es antes de alimentarse o dormir, siendo ideal después del baño, momento en el que la mucosidad tiende a estar menos espesa.

El lavado nasal consiste en la introducción de suero fisiológico o una solución salina en las fosas nasales del bebé, ya que no saben respirar por la boca, y por lo tanto, la congestión nasal puede complicar seriamente su respiración. 

Los lavados nasales son una práctica beneficiosa no solo para bebés y niños pequeños, incapaces de sonarse la nariz, sino también para personas de cualquier edad. Este procedimiento es clave para eliminar polvo, polen, y otros residuos de los conductos nasales, así como para remover el exceso de moco. 

Técnicas para realizar un lavado nasal correctamente

Para llevar a cabo un lavado nasal de manera efectiva, se recomienda:  

• Si el niño es menor de 6 meses, posicionar al niño boca arriba o boca abajo, según lo que resulte más cómodo, y girar su cabeza hacia un lado, sujetándola para evitar movimientos bruscos. Para los niños más grandes, se recomienda realizar el lavado nasal con el niño sentado e inclinado hacia adelante, una posición que se puede lograr sentándolo en las rodillas del adulto con su espalda apoyada en el pecho del mismo.
• Aplicar el suero fisiológico en el orificio nasal que queda hacia arriba, asegurando que el flujo sea adecuado y con suficiente fuerza para movilizar el moco.
•  Es normal que parte del moco sea expulsado y otra parte sea tragado por el niño. Sentar al niño tras la aplicación puede facilitar la expulsión del moco.
• Repetir el proceso con el otro orificio nasal.

Es crucial entender que el moco es una respuesta natural del cuerpo que sirve para proteger las fosas nasales, por lo que el objetivo no es eliminarlo completamente, sino asegurar que el niño pueda respirar con normalidad.

Es crucial emplear soluciones salinas adecuadas y que haya recomendado previamente el pediatra. Además, se debe mantener una higiene estricta tanto en las manos como en los utensilios utilizados, los cuales deben limpiarse tras cada uso. 

Errores más frecuentes a evitar en los lavados nasales

Realizar lavados nasales de manera correcta y segura es esencial para maximizar sus beneficios sin causar irritación o infección. 

• El uso de agua del grifo para estos lavados es un error común que puede llevar a irritaciones e incluso infecciones.
• Es importante no realizar lavados nasales cuando la nariz está completamente bloqueada, optando por momentos post-baño cuando las vías nasales están más abiertas.
• Los lavados no deben ser preventivos en los más pequeños, sino que deben aplicarse solo en caso de congestión.
• La correcta presión durante el lavado es crucial; si el procedimiento resulta ser una experiencia negativa, especialmente en niños mayores, es preferible explorar otras opciones.

Beneficios de los lavados nasales

Los lavados nasales no solo ayudan a aliviar la congestión nasal, sino que también ofrecen otros beneficios significativos para la salud de los más pequeños:

• Alivian la inflamación: Ayudan a reducir la inflamación de la mucosa nasal, proporcionando un alivio inmediato.
• Reducen alérgenos: Minimizan la presencia de alérgenos en la mucosa nasal, disminuyendo las reacciones alérgicas.
• Facilitan la eliminación del moco: Permiten una expulsión más eficiente del moco, manteniendo las vías respiratorias limpias.
• Disminuyen la congestión nasal: Contribuyen a una respiración más libre y sin obstrucciones.
• Reducción del uso de medicamentos: En muchos casos, disminuyen la necesidad de recurrir a medicamentos para tratar la congestión nasal en edades tempranas.
• Previenen infecciones de oído: Al mantener las vías respiratorias despejadas, reducen el riesgo de complicaciones como las infecciones de oído.

Beneficios del ácido hialurónico en la hidratación de la mucosa nasal 

El ácido hialurónico, una sustancia naturalmente presente en nuestro cuerpo y especialmente en las mucosas nasales, desempeña un papel crucial en la salud nasal gracias a su capacidad única para retener agua. Esta propiedad lo convierte en un aliado esencial para mantener la hidratación y la reparación de la mucosa nasal, aspectos vitales para una función nasal óptima.

La educación sobre la enfermedad y el plan de tratamiento es crucial tanto para los niños como para los padres. Aprender a reconocer los signos de una crisis inminente y saber cómo actuar es esencial para manejar el asma eficazmente.

Es importante tener en cuenta que con el tratamiento adecuado y el manejo de los desencadenantes, la mayoría de los niños con asma pueden llevar una vida normal y activa. La colaboración estrecha entre padres, niños y profesionales de la salud es clave para un manejo exitoso del asma infantil.

Hidratación y reparación después de los lavados nasales

El uso de ácido hialurónico , es particularmente beneficioso después de realizar lavados nasales. Aunque estos lavados son efectivos para eliminar el exceso de moco y aliviar la congestión, también pueden dejar la mucosa nasal temporalmente seca o irritada. Aquí es donde el ácido hialurónico entra en juego:

• Restaura la hidratación: Al aplicar soluciones que contienen ácido hialurónico después de un lavado nasal, se puede reponer de manera efectiva la humedad perdida, asegurando que la nariz permanezca adecuadamente hidratada.
• Favorece la reparación: Además de su capacidad hidratante, el ácido hialurónico ayuda a reparar la mucosa nasal si ha sido dañada o irritada, contribuyendo a su recuperación rápida y eficaz.
• Mantiene la función protectora: La mucosa nasal actúa como una barrera contra patógenos y partículas extrañas. Mantenerla saludable y funcional es esencial para proteger las vías respiratorias de infecciones y alergias. El ácido hialurónico, al favorecer una mucosa nasal hidratada y en buen estado, ayuda a preservar estas funciones protectoras.
• Optimiza la eficacia de los lavados nasales: Al integrar el ácido hialurónico en la rutina de cuidado nasal, especialmente después de los lavados, se potencia el beneficio de estos procedimientos, asegurando que la limpieza sea efectiva sin comprometer la salud de la mucosa.

Código del material: ES-NP-2400013

Fecha de revisión: 16 de febrero de 2024

Referencias: