Todos los bebes regurgitan en sus primeros meses de vida. Este trastorno gastrointestinal fenómeno se conoce como reflujo gastroesofágico (RGE), muy común en bebés sanos, que se produce normalmente durante sus primeros meses de vida. Sin embargo, en algunas ocasiones, puede tratarse de una afección más grave llamada enfermedad por reflujo gastroesofágico infantil (ERGE) que se asocia con otras complicaciones que afectan a su salud. En este post, te ayudamos a resolver todas tus dudas sobre el reflujo gastroesofágico infantil.
El reflujo es el retorno del contenido del estómago (leche o alimentos) hacia el esófago y que es expulsado a través de vómitos o de la regurgitación. La regurgitación, a diferencia del vómito, se produce cuando los contenidos del estómago fluyen con facilidad a través de la boca sin que haya nauseas o contracción de los músculos abdominales. Además, en algunas ocasiones viene acompañada de un eructo.
El RGE es muy común en los bebés durante sus primeros meses de vida y se debe a la propia inmadurez de su aparato digestivo. Se produce cuando el músculo que se encuentra entre el estómago y el esófago no cierra adecuadamente y los alimentos retornan hacia el esófago siendo expulsados hacia el exterior. En la mayoría de los bebés el RGE desaparece a medida que su aparato digestivo se va desarrollando. Sin embargo, el ERGE es una afección más grave y se asocia con complicaciones del reflujo ácido, ya que puede irritar y dañar el revestimiento del esófago.
Cómo ya hemos comentado, el reflujo en los bebés no es causa de preocupación siempre que no tenga molestias, coma bien y no afecte a su peso. Los síntomas más comunes son regurgitaciones después de las tomas, cuando el estómago está lleno y cuando el bebé está tumbado, ya que es más sencillo que el contenido del esófago retorne de nuevo.
Cuando el bebé ya pueda estar más tiempo sentado y a medida que vamos introduciendo alimentos sólidos, los síntomas van disminuyendo poco a poco hasta que desaparecen.
La enfermedad del reflujo gastroesofágico es un problema más serio y debe ser tratado por un profesional. Acude inmediatamente al pediatra si tú bebe presenta los siguientes síntomas:
Existen algunas prácticas en los hábitos alimenticios del bebé y en la posición en la que lo colocamos, tanto al comer como inmediatamente después, que pueden ayudar a aliviar el reflujo del niño. Sin embargo, como hemos comentado, si tu bebé presenta síntomas fuera de lo normal, siempre deberás consultarlo con tu pediatra.
Estas prácticas se recomiendan tanto en bebés amamantados por leche materna, como por leche de fórmula: