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¿Cómo afecta el cambio de rutina en verano a los niños?

El verano es una época esperada por muchos niños debido a las vacaciones escolares, los días largos y las actividades al aire libre. Sin embargo, el cambio de rutina durante esta estación puede tener efectos significativos en su comportamiento, sueño y bienestar general. En este post, exploraremos cómo el cambio de rutina en verano afecta a los niños y qué medidas pueden tomar los padres para ayudarles a adaptarse de manera saludable.

Alteración del sueño

Una de las áreas más afectadas por el cambio de rutina en verano es el sueño. Durante el verano, los horarios suelen volverse más flexibles y relajados, lo que puede llevar a:

 

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  • Horarios irregulares: Sin la estructura de la jornada escolar, los niños pueden quedarse despiertos hasta más tarde y dormir hasta tarde. Esto puede desajustar su reloj biológico y dificultar el regreso a los horarios normales cuando se reanuden las clases. Además, los días más largos y la mayor exposición a la luz solar pueden afectar la producción de melatonina, la hormona del sueño, haciendo que sea más difícil para los niños conciliar el sueño a una hora razonable.
  • Calidad del sueño: El cambio en los horarios y las actividades, junto con el aumento de las temperaturas, puede afectar la calidad del sueño. Los niños pueden experimentar dificultades para conciliar el sueño o mantenerlo, lo que puede llevar a problemas de comportamiento y fatiga diurna. La falta de sueño adecuado puede impactar negativamente su concentración, memoria y estado de ánimo, afectando su rendimiento general y su bienestar emocional.

    cambio de rutina en verano a los niños

Desajuste en los horarios de comida

El verano también trae consigo cambios en los hábitos alimenticios de los niños. La disponibilidad de alimentos más indulgentes y la falta de horarios estrictos para las comidas pueden llevar a:

  • Dieta irregular: Los niños pueden comer más bocadillos y menos comidas equilibradas, lo que puede afectar su nutrición y niveles de energía. La ingesta excesiva de alimentos procesados y azucarados también puede contribuir a problemas de salud como el aumento de peso y las caries dentales. Mantener horarios regulares para las comidas y fomentar el consumo de frutas, verduras y otros alimentos saludables puede ayudar a mantener una dieta equilibrada.
  • Impacto en la microbiota intestinal: la dieta juega un papel crucial en la salud de la microbiota intestinal, el conjunto de microorganismos que viven en el intestino. Los cambios en los hábitos alimenticios pueden afectar la diversidad y el equilibrio de la microbiota, lo que puede influir en la digestión, la inmunidad y el estado de ánimo de los niños. Incluir alimentos ricos en fibra y probióticos, puede ayudar a mantener una microbiota saludable durante el verano.
  • Hidratación: El calor del verano aumenta la necesidad de una buena hidratación. Sin una rutina regular, los niños pueden olvidar beber suficiente agua, lo que puede llevar a la deshidratación y afectar su bienestar general. Asegurarse de que los niños tengan acceso a agua fresca en todo momento y fomentar el consumo de líquidos es esencial para mantener una buena hidratación.

 

Cambios en el comportamiento de los niños

cambio de rutina en verano a los niños

El cambio de rutina puede afectar el comportamiento de los niños, haciéndolos más propensos a la irritabilidad y los cambios de humor. La falta de sueño adecuado, la mala alimentación y la deshidratación pueden contribuir a:

  • Irritabilidad: Los niños pueden volverse más irritables debido a la interrupción de sus patrones de sueño y alimentación. El cansancio y la falta de nutrientes adecuados pueden afectar su capacidad para manejar el estrés y las frustraciones diarias, resultando en mayor irritabilidad y conflictos con hermanos y amigos.

  • Cambios de humor: Los cambios en la rutina también pueden llevar a fluctuaciones en el estado de ánimo. Los niños pueden experimentar altibajos emocionales más frecuentes, lo que puede afectar sus relaciones y su disfrute de las actividades veraniegas. Crear un ambiente estable y predecible en casa, a pesar de los cambios en la rutina, puede ayudar a reducir estos efectos.

  • Inseguridad y estrés: La falta de una rutina predecible puede hacer que los niños se sientan inseguros y estresados. La estructura proporciona un sentido de seguridad y control, y su ausencia puede generar ansiedad. Los niños pueden mostrar signos de nerviosismo a través de comportamientos como morderse las uñas, inquietud y dificultad para concentrarse.



Aumento del tiempo con las pantallas


Durante el verano, los niños pueden pasar más tiempo en actividades sedentarias, como ver televisión o jugar videojuegos. Esto puede llevar a:

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  • Mayor sedentarismo: El aumento del tiempo frente a las pantallas puede reducir la actividad física, lo que es crucial para el desarrollo muscular, la salud cardiovascular y el bienestar emocional. El sedentarismo prolongado puede contribuir a problemas de salud como el sobrepeso y la obesidad, así como a la disminución de la aptitud física general.
  • Impacto en el sueño y la conducta: El tiempo excesivo frente a las pantallas, especialmente antes de acostarse, puede interferir con la calidad del sueño y la capacidad de los niños para relajarse. La luz azul emitida por las pantallas puede suprimir la producción de melatonina, dificultando la conciliación del sueño. Además, el contenido de los medios puede afectar el comportamiento y las emociones de los niños, haciéndolos más propensos a la irritabilidad y la inquietud.

Estrategias para manejar el cambio de rutina en verano

Para ayudar a los niños a adaptarse al cambio de rutina en verano, los padres pueden implementar varias estrategias:

  • Intentar mantener horarios regulares para acostarse y despertarse puede ayudar a los niños a mantener un ciclo de sueño saludable. Un ambiente fresco y oscuro también puede facilitar un mejor descanso.
  • Fomentar hábitos alimenticios saludables y establecer horarios regulares para las comidas y ofrecer opciones de alimentos saludables puede ayudar a los niños a mantener una dieta equilibrada. Asegurarse de que beban suficiente agua durante el día es crucial para mantener la hidratación.
  • Promover la actividad física e incorporar actividades físicas divertidas en la rutina diaria, como juegos al aire libre, natación o caminatas, puede ayudar a los niños a mantenerse activos y saludables.
  • Limitar el tiempo frente a pantallas y fomentar actividades que involucren movimiento y creatividad puede reducir el sedentarismo y mejorar el bienestar general de los niños.
  • Planificar actividades estructuradas como inscribir a los niños en campamentos de verano, clases deportivas o talleres puede proporcionar una estructura y mantenerlos comprometidos y activos.

Aplicando estas estrategias, los padres pueden ayudar a minimizar los efectos negativos del cambio de rutina estival y garantizar que los niños disfruten de la estación de forma sana y feliz.


 
Referencias:

    1. Los estragos que provoca la falta de rutinas a los niños y a los padres [Internet]. Guía Infantil. [Último acceso: 10/07/2024]. Disponible en: Guía Infantil

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