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El dolor de garganta es una de las afecciones más comunes en los niños, especialmente en épocas de cambios estacionales. Sin embargo, cuando los niños se quejan de dolor en la garganta, es importante identificar si se trata de un simple dolor de garganta, una faringitis o una amigdalitis. Cada una de estas afecciones tiene características, causas y tratamientos distintos. En este post, te ayudaremos a comprender las diferencias entre estas tres condiciones para saber cómo proceder si tu hijo presenta alguno de estos problemas.
El dolor de garganta en los niños es un síntoma general que puede ser causado por diversas razones, como infecciones virales, irritaciones o alergias. A menudo, es uno de los primeros signos de un resfriado o una gripe.
Infecciones virales: El resfriado común o la gripe suelen ser los culpables más frecuentes.
Irritaciones: El aire seco, la exposición a humo o incluso el consumo de bebidas muy frías pueden causar irritación en la garganta.
Alergias: Las alergias estacionales, al polvo o al polen también pueden provocar dolor de garganta, generalmente acompañado de congestión nasal o estornudos.
Síntomas:
Dolor leve o moderado en la garganta, especialmente al tragar
Garganta seca o áspera
Ronquera o cambios en la voz
En la mayoría de los casos, el dolor de garganta causado por infecciones virales o irritaciones menores desaparece por sí solo en unos días con hidratación, reposo y cuidados en casa.
La faringitis es la inflamación de la faringe, que es la parte posterior de la garganta. A diferencia de un dolor de garganta común, la faringitis tiende a ser más grave y dolorosa, y puede estar causada por infecciones virales o bacterianas. En los niños, la faringitis estreptocócica, causada por la bacteria Streptococcus, es una de las formas más comunes y requiere atención médica.
Infecciones virales: Resfriados, gripes e infecciones respiratorias son las principales causas de faringitis en los niños. Estas infecciones generalmente no requieren antibióticos.
Infecciones bacterianas: La faringitis estreptocócica es una forma de faringitis bacteriana más severa y debe ser tratada con antibióticos.
Síntomas:
Dolor de garganta severo que empeora al tragar.
Fiebre, especialmente si la causa es bacteriana.
Inflamación de los ganglios en el cuello.
Puntos blancos o pus en la garganta (más común en infecciones bacterianas).
Si tu hijo presenta síntomas como fiebre alta, inflamación de los ganglios o placas blancas en la garganta, es importante llevarlo al pediatra, ya que podría necesitar tratamiento con antibióticos para evitar complicaciones.
La amigdalitis es la inflamación de las amígdalas, que son las dos masas de tejido que se encuentran a ambos lados de la garganta. Al igual que la faringitis, puede ser causada tanto por virus como por bacterias. La amigdalitis es frecuente en los niños pequeños y puede ser muy dolorosa, sobre todo cuando las amígdalas se hinchan y se enrojecen.
Infecciones virales: La mayoría de los casos de amigdalitis en niños son causados por virus, como los que causan los resfriados.
Infecciones bacterianas: La amigdalitis estreptocócica, causada por la bacteria Streptococcus, también puede afectar a las amígdalas, y al igual que la faringitis bacteriana, requiere tratamiento con antibióticos.
Síntomas:
Amígdalas hinchadas y enrojecidas, a menudo con puntos blancos o amarillentos.
Dolor de garganta severo.
Dificultad para tragar.
Mal aliento.
Fiebre y ganglios inflamados en el cuello
En los casos recurrentes de amigdalitis, el pediatra puede recomendar la extirpación de las amígdalas (amigdalectomía) si las infecciones son frecuentes y severas.
Prevenir las afecciones de garganta en los niños es posible con la implementación de hábitos saludables y cuidados adecuados. Aunque no se puede evitar completamente que los niños se enfermen, seguir ciertas pautas puede reducir significativamente el riesgo de que sufran de dolor de garganta, faringitis o amigdalitis.
Higiene de manos: Enseñar a los niños a lavarse las manos regularmente es una de las formas más efectivas de prevenir infecciones virales y bacterianas. Los gérmenes que causan resfriados, gripe y otras infecciones respiratorias se transmiten fácilmente a través de las manos, por lo que es importante inculcar este hábito, especialmente antes de comer y después de toser o estornudar.
Evitar el contacto con personas enfermas: Limitar el contacto con personas que tengan infecciones respiratorias puede ayudar a reducir el riesgo de que los niños se contagien de faringitis o amigdalitis. Si alguien en casa está enfermo, se debe tomar precauciones adicionales, como usar pañuelos desechables y ventilar bien las habitaciones.
Mantener una buena hidratación: Mantener bien hidratada la garganta ayuda a evitar la sequedad y a fortalecer las defensas naturales de la garganta. Asegúrate de que tu hijo beba suficiente agua durante el día, especialmente si el ambiente es seco o si utiliza calefacción en casa, que puede resecar el aire.
Evitar la exposición a irritantes: El humo del tabaco, la contaminación y los productos químicos pueden irritar la garganta y debilitar las defensas del sistema respiratorio. Evita la exposición de los niños a estos factores irritantes tanto en casa como en exteriores, para reducir el riesgo de dolores de garganta crónicos.
Alimentación balanceada: Una dieta rica en frutas y verduras proporciona vitaminas y minerales que fortalecen el sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a combatir las infecciones. Alimentos ricos en vitamina C, como naranjas y fresas, son especialmente útiles para mantener una buena salud respiratoria y prevenir infecciones.
Evitar cambios bruscos de temperatura: Los cambios bruscos de temperatura pueden debilitar las defensas de la garganta y las vías respiratorias. Procura que tu hijo no pase de ambientes muy cálidos a fríos de forma repentina. Si se está en un lugar con aire acondicionado o calefacción, asegúrate de que el cambio al exterior sea gradual y que vayan bien abrigados si es necesario.
Referencias:
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