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La microbiota o flora intestinal es el conjunto de microorganismos vivos que viven en nuestro intestino que cuando están en condiciones de equilibrio nos aportan una gran cantidad de beneficios, como por ejemplo, protegernos de agentes patógenos. Sin embargo, nuestra flora intestinal, en ocasiones, puede verse alterada debido a una mala alimentación, en situaciones de estrés o después del uso de antibióticos. ¿Conoces los síntomas de una flora intestinal desequilibrada o dañada? ¡Sigue leyendo!
Si nuestra microbiota intestinal se altera, nuestro sistema inmune se debilita y es más propenso a contraer enfermedades, ya que deja paso a la entrada de agentes patógenos. Para conocer si nuestra microbiota está dañada solo hay que prestar atención a las señales de nuestro organismo. Sin embargo, si alguno de estos síntomas te preocupa, consulta a tu médico para conocer las causas del problema.
Cuando no hay equilibrio en el ecosistema que conforma la microbiota puede afectar de diferentes formas al buen funcionamiento de nuestro cuerpo. Uno de los síntomas que aparecen cuando nuestra flora intestinal está dañada es la inflamación.
Las afecciones inflamatorias pueden aparecer en forma de diabetes, artritis o enfermedades cardiacas. Un amplio abanico de dolencias que se producen cuando no tenemos en cuenta el cuidado de nuestro sistema digestivo. Hay una relación directa entre las enfermedades autoinmunes y el desequilibrio de las bacterias de la microbiota.2,3
Aunque parezca algo inusual mirar y analizar nuestras heces es una práctica recomendada para saber si tenemos un buen estado de salud. Cuando nuestras deposiciones son más líquidas en el caso de la diarrea o inexistentes en el estreñimiento, debemos sospechar que algo no va bien.
Si el olor de nuestras heces se presenta muy desagradable es otro síntoma de una flora intestinal dañada. Los motivos son variados desde una absorción deficiente de los nutrientes, el uso de medicamentos como antibióticos o alguna infección.
Estamos sanos cuando vamos al baño al menos una vez al día y las heces son de color marrón, firmes, suaves y fáciles de expulsar. En el caso de las deposiciones de los bebés serán al día tantas como las tomas que haga o una vez cada dos o tres días. Siempre que no haya diarrea ni estreñimiento el pequeño estará totalmente sano.
Cuando el cuerpo demanda una gran cantidad de azúcar es porque hay déficit de esta en la microbiota y es necesaria para alimentarse. Pero un alto consumo de alimentos procesados o alcohol provocan inflamación en la flora intestinal produciendo dolor e hinchazón abdominal, gases y molestias. Este es un síntoma evidente cuando hay algún problema gastrointestinal.
La solución para combatirlo comienza con una dieta variada y equilibrada. Esto se refiere a no abusar de ningún ingrediente en concreto. Los alimentos de temporada ofrecen los beneficios que nuestro organismo necesita en cada época del año.
Si la diversidad bacteriana de nuestra microbiota es pobre o poco numerosa es muy probable que nos encontremos con problemas a la hora de dormir. Una flora intestinal dañada repercutirá de forma directa en la duración y calidad de nuestro sueño.
Además de afectar al descanso puede disminuir la sensibilidad a la insulina y provocar problemas de sobrepeso y obesidad en niños y adultos.
El butirato es un ácido graso producido por algunas bacterias de nuestra microbiota que se encarga del control y mantenimiento del descanso induciendo al sueño.
Para recuperar el equilibrio de nuestra microbiota es recomendable el uso de probióticos. Los podemos encontrar en alimentos fermentados como el yogur o en complementos alimenticios. Estos ayudan a repoblar la flora intestinal aumentando el número de bacterias. Este equilibrio hace que se refuerce el sistema inmune evitando inflamaciones y dolencias como los síntomas anteriores.
Hacer ejercicio y llevar una dieta equilibrada, variada y sana será vital para mantener nuestra flora intestinal en buen estado.
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